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Nuestro hombre en el Bósforo

De Chusco y de aquellos días

De Chusco y de aquellos días

Hace hoy exactamente un año que nos dejó Chusco. La noticia nos pilló en Madrid y fue un mazazo, enorme, despiadado, aunque de alguna forma todos lo hubiéramos visto venir un poco. Más allá del desasosiego y de la sensación de culpa que da perder a los amigos de los que uno siente no haberse ocupado, la pérdida nos trasladó mentalmente a aquellos días venturosos de los ochenta, cuando todos éramos jóvenes, felices e indocumentados y estábamos llenos de esperanza y de buenas voluntades.

Siempre conecté con Chusco – por la medicina, claro, pero también y sobre todo por eso que se da en llamar cultura general; por aquel entonces, con Chusco uno podía hablar de libros, cine, música, pintura, historia o geografía con naturalidad, sin la menor pedantería, sin datos inexactos, con sentido del humor. Además, por aquel entonces con Chusco y Patricia nos recorrimos media España, desde El Olivar de la Alcarria o las hoces del Duratón hasta las dunas de la ventosa Bolonia. Con Chusco y Patricia esquiamos en Pas de la Casa, descubrimos a Stéphane Grapelli en el San Juan Evangelista, nos topamos de frente (y sin escopeta ni cámara) con enormes jabalíes en los montes de Toledo, visitamos la nueva filmoteca en el pasaje Doré, paseamos por los jardines de La Granja y cerramos algún día la mitad de los bares de Huertas a Santa Ana.  Con Chusco y Patricia, y con Alicia y Miguel, fuimos un día jóvenes y felices.

Entonces leíamos sin parar, al menos Chusco o yo, todo lo que caía en nuestras manos. A todos nos había marcado Vargas Llosa (Vargas Losa, decía Resti) y su Conversación en la Catedral.  En qué momento fue que se jodió el Perú, se preguntaba Santiago en aquel libro mirando la limeña avenida Tacna, sin amor, desde la puerta de “La Crónica”. Y tantas veces lo he pensado después con todos nosotros, pero sobre todo con Chusco. En qué momento fue que se jodió el Perú (muy propio en su caso, porque casualmente su padre fue durante décadas cónsul del Perú en Bilbao). En qué momento una vida plena, una persona activa, inteligente, culta, con una familia fantástica, una profesión útil y apasionante, en qué momento un tipo capaz por igual de colocar prótesis de cadera, correr maratones, tocar la guitarra y recitar a Muñoz Seca concibe que la vida se le escapa entre los dedos y empieza una huida hacia ninguna parte sintiendo que se le han cerrado de golpe todas las puertas, incluida la de la escalera de incendios.

Estuvimos con Chusco en Portugal en un par de ocasiones, y en casi todas sus visitas a Bilbao en los últimos tiempos. La conversación conmigo se había vuelto más triste y más seca, llena de temas tabú en torno a la familia y a las decepciones de la vida. Seguíamos hablando pues de libros, de cine, de música, del tratado de Tordesillas, de Saramago o de Bordalo Pinheiro, de sus viajes por carretera y de sus multas portuguesas (Você deve dirigir um pouco mais devagarinho...).  Pero sobre todo, hablábamos de su nueva casa en Caldas da Rainha y de sus frutales. La casa que, al parecer, estaba arreglando y pintando, y donde una parada cardiorrespiratoria lo sorprendió aquella noche de hace un año, solo, entre sus tarros de mermelada casera y sus recuerdos borrados a golpe de porro.

La noticia nos llegó cuando estábamos en Madrid, precisamente, Susana y yo, recorriendo una vez más las calles de nuestro barrio de entonces y acordándonos de aquellos tiempos dichosos cuando los museos eran gratis, y nosotros, todos nosotros, Chusco también, jóvenes, felices e indocumentados. 

Tiempos que no volverán, porque el tiempo (como decía la inscripción en la entrada de la plantación "The Twelve Oaks" en Lo que el viento se llevó) es la materia de la que está hecha la vida.

 

aquellos tiempos dichosos cuando los museos eran gratis, y nosotros, todos nosotros, Chusco también, jóvenes, felices e indocumentados.

'La inesperada virtud de la ignorancia'

'La inesperada virtud de la ignorancia'

Birdman es original e intensísima. Me ha llegado al alma esa historia de la vieja gloria de Hollywood (Michael Keaton), célebre por sus papeles de hombre-pájaro en superproducciones de acción con secuelas varias, intentando convertirse al final de su vida en un actor serio de teatro en Nueva York, dirigiendo una adaptación de Carver para Broadway; mientras el espectador va viendo, en una especie de plano-secuencia continuo y claustrofóbico, todos sus fantasmas en el armario intentando hacerle desistir: su yo más cabrón en forma de hombre-pájaro, su pasado y presente de mal padre y pésima pareja, la hija extoxicómana, lúcida y despiadada (impresionante Emma Stone), el embarazo accidental de la actriz secundaria, su propio alcoholismo parcialmente superado, el primer actor neurótico y salvaje dispuesto a hundirle por celos y pura soberbia (Edward Norton en uno de sus mejores papeles), el poder absoluto de la crítica literaria más feroz, la actriz debutante que lo adora y admira (Naomi Watts), su frágil vocación de actor basada en una servilleta de papel que le firmó Carver en su adolescencia y que él ha guardado siempre como un tesoro en la cartera. Todo destila una ternura insoportable, un humor sutil y negrísimo y una melancolía que lo va envolviendo a uno entre la estrechez de los pasillos del teatro y el cielo desteñido de Broadway.

Un prodigio de guión, de producción, de dirección de actores, de rodaje, de edición, además de un homenaje original y precioso al cine, al teatro y a la profesión de actor.



El experimento de Santi Ibarreche & cía.

El Experimento, o el pretexto teatral para disfrutar como niños del talento y sentido del humor de Santi Ibarreche y sus secuaces, el grupo vocal Primital Bros. Una vez más perplejo con otro miembro de la numerosa familia Ibarreche (Esteban, José Miguel, y Javier, fallecido hace un año), capaces -sin moverse prácticamente de Bilbao- de producir y realizar películas maravillosas como “Sabotage” (2000), con Stephen Fry y David Suchet en los papeles estelares de Wellington y Napoleón (jamás nunca, nadie, podrá entender el batacazo comercial en España de esta comedia de bastante éxito en Inglaterra y Francia), o “7:35 de la mañana”, el cortometraje de Nacho Vigalondo nominado al Oscar en 2005, o un sinfín de proyectos a cual más divertido y malogrado por los misterios de la distribución comercial en España.

El Experimento es el segundo montaje teatral de Primital Bros  (formado por los cantactores Santi Ibarreche, Iñigo García Sánchez, Luis Miguel Balandrón y Pedro Herrero) con música de Santi Ibarreche, dirección de Dani Llull y voz en off de Ana Morgade. No hay historia, en realidad, en este retablo de parodias de músicas del mundo cantadas a capela, pero sí muchísimo humor y complicidad con el público. Es una gozada que ayer pudimos disfrutar un par de centenares de espectadores en La Cúpula del teatro Campos Elíseos de Bilbao, y que va a continuar su gira por España, empezada ya hace medio año. El 19 y 20 de marzo vuelven al Teatro Campos. Nadie debería perdérselo.

'Cuestionario básico' en Cierta Distancia

'Cuestionario básico' en Cierta Distancia

El gran Miguel Sanfeliú (Gente que nunca existió, Los pequeños placeres, Anónimos) me ha invitado a participar en el ’Cuestionario básico’ de su blog "Cierta Distancia".

 

Mendiguren finalista

Mendiguren finalista

Blues del distrito Centro, cuento germinal del comisario Mendiguren (el Montalbano / Bevilacqua de uno), accésit en la categoría Relato breve en el V Certamen de la OMC 2013.

Según afirmó Pepa Bueno en la lectura del fallo: "un clásico episodio policiaco de ritmo ágil y eficaz, con todos los ingredientes de las historias estadounidenses: garitos nocturnos y música de jazz, un crimen horrendo, y un comisario tan impecable en su profesión como desastroso en su vida privada; pero ambientado en el Madrid de ahora mismo..." 

Gracias de nuevo al Patronato de Huérfanos de médicos por este nuevo premio en vida del difunto. Sonrisa                

Descargar relato                                                                                                                                  

Estreno carnal

Estreno carnal

"La carne despierta, siente los barrotes de su prisión... "

Lawrence Durrell (1912-1990), "Justine".

 

“La carne despierta”  (Gens Ediciones, Madrid, 2013) es un poutpurri de relatos epicúreos que ocurren más o menos entre sábanas; y aunque no conozco personalmente a ningún@ de mis compañer@s de antología*, y por lo tanto no estoy obligado al menor cumplido, por lo leído hasta ahora aprecio enormes calidad, variedad, naturalidad, soltura, deseo y desenfreno. El mío es Fuego de butano, aquel del butanero beduino enamorado de la princesa de los Cárpatos en el Raval barcelonés, que ganó el premio Lar Gallego de Sevilla en 2009.

 

* Susana Camps, Eduardo Cano, Jorge Dionisio, Manuel Dorado, Patricia Figuero, Eva G. Vellón, Hugo García, Isabel González, Adrián Gualdoni, Marisa Mañana, Sara Medina, María Ángeles Paniagua, Javier Quevedo, Tere Susmozas, Ana Tapia, Iván Teruel, Marisol Torres, Jaume Vidal y este viejo, resignado escritor dominguero Ignacio Jáuregui

La carne despierta- Antología de relatos eróticos

Gens Ediciones

ISBN: 9788494090806
PVP: 17€

Haz clic aquí  para descargarte el prólogo

'Nuestro hombre en el Bósforo' - Reseña de Nere Basabe

'Nuestro hombre en el Bósforo' - Reseña de Nere Basabe

"Recuerda algo a una antagónica Erica Jong el hilarante arranque de este libro a bordo de un avión abarrotado de asistentes a un congreso médico en Estambul y ese omnipresente miedo a volar. A partir de ahí, sin embargo, la novela se convierte en un homenaje (con algo de parodia) al cine negro y la literatura detectivesca, género revisitado aquí, eso sí, desde el humor y la humildad.

Con ella ha ganado el médico bilbaíno Ignacio Jáuregui el primer premio de novela del III Certamen Iberoamericano patrocinado por la Fundación de Huérfanos y Protección Social de Médicos Príncipe de Asturias, de la Organización Médica Colegial. Una novela ágil y divertida que cuenta la historia de un tal Jaime Pons, joven abogado madrileño que trabaja en una pequeña compañía de seguros, poco dado a la aventura y al que su empresa envía a Estambul para que investigue la misteriosa muerte de un hombre que pocas semanas antes había contratado con ellos una póliza de vida multimillonaria. Al igual que el personaje de Graham Greene (a cuya obra se rinde homenaje desde el mismo título), aquel vendedor de aspiradoras que jugaba a ser espía, también Pons es un detective impostor, que no sabe qué hace metido en semejante lío, y que va descubriendo a su pesar, en un crescendo delirante, una trama que enreda estafas de seguros con la mafia rusa y los oscuros intereses de la industria farmacéutica, pero también su recóndita madera de héroe íntegro y valeroso. Con una escritura fresca que no se pierde en vericuetos (casi todos los capítulos ocupan apenas página y media, y te fuerzan a leer las dos siguientes hasta que, sin darte cuenta, te has leído el libro de un tirón) pero que alcanza para retratar suficientemente a los personajes, e incluso para esbozar retratos interesantes de algunos secundarios (mi preferido es el funcionario del consulado español), Jáuregui se arma de todos los clichés del género negro para explotarlos de forma personal, y hasta se asoma a la literatura de viajes sabiendo sacar todo su provecho al exótico escenario, Estambul, que actúa casi como un personaje más. No hay duda de que el autor debió de divertirse tanto escribiendo esta pequeña historia como se divertirán los lectores al leerla.

Del lado de las objeciones, sin embargo, señalaría tal vez que su ritmo rápido pasa de largo algunas oportunidades, y que, a pesar de que la trama de suspense está urdida con acierto y correctamente dosificada, el final resulta después de todo un tanto previsible. Llama la atención sobre todo el anacronismo del protagonista (quizás demasiado identificado con el propio autor), porque sus referencias culturales, del cine en blanco y negro a las letras de boleros, probablemente casan mal con un joven de veinte años actual. Pero es que esta novela, sin exceso de ambiciones, recrea una y otra vez arquetipos para luego mofarse de ellos. No pretende más, y lo que hace, lo hace bien."

Nere Basabe, 2013
http://latormentaenunvaso.blogspot.com.es/2013/04/nuestro-hombre-en-el-bosforo-ignacio.html

'Nuestro hombre en el Bósforo' en MujerHoy (29-12-12)

'Nuestro hombre en el Bósforo' en MujerHoy (29-12-12)

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'Nuestro hombre en el Bósforo', en XL Semanal

'Nuestro hombre en el Bósforo', en XL Semanal

’Nuestro hombre en el Bósforo’ aparece en el suplemento XL Semanal del grupo Vocento, nº 1315 (6-12 Enero 2013), en la mini-reseña Stop! (página 13).

Gracias a quien corresponda!


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'Nuestro hombre en el Bósforo' en la revista En Boga

'Nuestro hombre en el Bósforo' en la revista En Boga

El 'Bosforillo' en La Ría del Ocio

El 'Bosforillo' en La Ría del Ocio

Nuestro hombre en el Bósforo: "Entretenido suspense que reúne a la vez lo mejor del cómic y del cine, y que destila un gran sentido del humor. Se lee de un tirón; y como dijo Juan Bas en su presentación en Bilbao, ’es uno de esos libros que te dan ganas de estar dentro’. Es la primera novela de Ignacio Jáuregui".

Dónde conseguir 'Nuestro hombre en el Bósforo'

Dónde conseguir 'Nuestro hombre en el Bósforo'

 Librerías ELKAR
Bilbao, Getxo, Basauri, San Sebastián, Bergara, Mondragón, Tolosa, Hernani, Irún, Vitoria, Pamplona y Bayonne (Francia).
Tel: +34 902 115 210
elkar@elkar.com
 
  Librería Cámara c/ Euskalduna nº 6 y 8. 48008 Bilbao Teléfono: 944221945   Fax: 944217700   info@libreriacamara.com

 
    c/ Cedaceros, 10 -  28014 Madrid
    Tel: 914317780
 
Y también a través de petición directa online o por teléfono a:
Editorial: Idea Gráfica Profesional, SL
Nº páginas 248 pp.
ISBN 978-84-615-7016-4
EAN 9788461570164
Fecha publicación 02-01-2012

Diálogo Juan Bas-Ignacio Jáuregui en la presentación de la novela en Bilbao

Diálogo Juan Bas-Ignacio Jáuregui en la presentación de la novela en Bilbao

Extracto del diálogo entre el escritor, guionista y columnista Juan Bas y el autor en el Colegio de Médicos de Bilbao (foto y transcripción del audio: Nacho Jáuregui Ortún)

 

JUAN BAS: Hay muchas clasificaciones de escritores a partir de la esencial, que es buenos y malos… Pero hay una muy clara. Hay dos tipos de escritores, los de tipo tigre, que te pillan con las zarpas de su ritmo narrativo y no te sueltan, y los de tipo boa constrictor, que te asfixian poco a poco a base de pesadez… Ignacio es de los primeros. Una novela que se lee de un tirón o de dos sentadas como mucho… Una novela que fluye. ¿A qué se debe este buen ritmo? ¿Contarla en primera persona? ¿Capítulos cortos…?

IGNACIO JÁUREGUI: Todos escribimos aquello que nos gustaría leer, y a la mayoría de la gente no le gusta leer tochos que no le diviertan. Al lector o lo fascinas un poco o te deja en la página 8, y si puede devuelve el libro.  NHB es una novela de estructura secuencial, planteada desde los primeros días de su concepción en capítulos (o secuencias) cortos, cortísimos, y con todo el humor posible, que inviten todo el tiempo a seguir leyendo. Una trama entretenida y verosímil, personajes cercanos y creíbles, todo eso. En lo posible, en las antípodas del tocho enciclopédico. La primera persona es muy cómoda para escribir y para enganchar al lector, y forma parte de la tímida parodia del género negro que también pretende.  

J.B.: ¿En qué género la encuadras? Defínela y cuéntala un poco, sin desvelar la trama, que se resuelve muy bien.

I.J.: NHB se encuadra en un género que Juan conoce muy bien y desarrolla de forma impecable desde hace décadas, y que podríamos llamar la comedia-thriller. Un padre de familia numerosa desaparece de repente en Estambul, tras precipitarse al Bósforo desde un puente en un coche de alquiler, y el joven abogado Jaime Pons tiene que viajar desde Madrid a supervisar para la compañía de Seguros los trámites de un siniestro que apesta a fraude,  ya que el difunto contrató un seguro de accidentes millonario justo antes de viajar a Turquía.  En el viaje nuestro joven abogado conocerá a la listísima (y guapísima) pediatra Aldara Alday, que asiste a un congreso europeo con mucho que contar, y los dos se verán sin querer en el centro de una trama de intereses cruzados... Hasta ahí puedo leer.  

J.B.: Jaime Pons. James Pons. ¿Cómo es tu prota?

I.J.: Es un veinteañero que acaba de recibirse de abogado. Es el hijo que muchos tenemos o tendremos, con su flamante título de licenciado en Derecho y su Proficiency, y el recuerdo de una madre que soñaba para él un futuro diplomático o poco menos; pero por efecto de los tiempos que corren, en situación actual de subempleo en una correduría de seguros de tercera. Es un poco pijo, sabe mucho inglés (…) y tiene mucho miedo al avión.  

J.B.: El buen título. Me trae reminiscencias de Graham Greene. ¿Es así? Bósforo es una palabra con cierta fascinación, me parece, como Sumatra, Samarcanda o Singapur. ¿No?

I.J.: Sí, como aquella comedia de Woody Allen, La maldición del escorpión de jade, donde el protagonista se pone a delinquir en trance hipnótico cada vez que oye “Constantinopla”…  Y sí, el título es un plagio descarado de Nuestro hombre en la Habana de Graham Greene. La pena de mi novela es que no se parece a aquella en nada más. Lamentablemente, esto no es ni Greene ni Shakespeare, pero es divertida.  (…) Lo del Bósforo me pareció superexótico desde el principio y me pareció que tenía que estar en el título. La verdad es que Estambul, el Bósforo, es un sitio muy conocido y muy querido por los españoles de todo origen y pelaje, además de sus resonancias exóticas, y es una de las razones por las que pensé situar allí esta novela, que en realidad podía haber ocurrido en Lekeitio o en Trespaderne.

J.B.: No estoy del todo de acuerdo… (...) Es una buena primera novela. Al venir de un escritor de cuentos, no es ni un cuento estirado ni, como suele pasar en una primera, un mamotreto desmedido. Me parece que has sido fiel al principio de Chéjov de que el arte de escribir es el arte de abreviar. Que la has recortado bastante hasta dejarla en lo esencial. ¿Cómo te planteaste todo esto?

I.J.: Al ser mi primera novela, NHB fue sobre todo un banco de pruebas, una especie de ejercicio sobre los errores posibles a la hora de escribir una novela; de hecho, creo que los tiene todos, o los tenía en sus primeras versiones. Y el hecho de que no tenga todos-todos, se lo debo a muchas personas que actuaron como pacientes lectores y correctores, y muy especialmente a mi buen amigo y exprofesor Javier Sagarna (…) y a la periodista Aldara Fernández de Córdova, que además de prestarme su apoyo y un montón de sugerencias exactas, me prestó el nombre de pila para mi prota. Ellos y muchos otros me enseñaron a usar la tijera de podar, que es la mejor arma de todo escritor, según dijo Truman Capote, creo.

J.B.: (...) Y sintaxis depurada. Morosa en adjetivos y adverbios. Evitas, sobre todo,  ese uso frecuente y terrible de adverbios terminados en mente, que plagan muchos otros textos (...).

I.J.: Los evito cuidadosamente Sonrisa.  Se dice que la segunda herramienta del escritor, después de la tijera de podar, es el spray de adjetivicida-adverbicida. Desde la primera línea que escribí de niño, mi hermano Gonzalo, gran pintor, genial cocinero y muy leído, me advirtió sobre el defecto de intentar colorear textos con adjetivos. Viene a ser como intentar alegrar un pescado rancio a base de salsas de nata  (como también hacen los franceses).

J.B.: Es uno de esos libros, como pasa con Las joyas de la Castafiore, o la película Hatari, o las novelas de PG Wodehouse, que te da ganas de estar dentro, con los personajes, en ese Estambul...

I.J.: Tintin… Howard Hawks… Wodehouse…. Estás mentando la Biblia y los Evangelios. Insisto en que Estambul es una ciudad muy conocida y muy querida en España, que a todo el mundo parece traer buenos recuerdos.  Aunque estaréis de acuerdo conmigo en que también es una ciudad caótica y devorada por el turismo, de 12 millones de habitantes, con dos únicas líneas de metro y tres de tranvía, y con muchos puentes, pero solo dos que unen la parte asiática (donde viven 10 de los 12 millones) con la europea (donde trabajan como 8 de los 12 millones).  En mi última visita, el año pasado, pude comprobar un montón de errores garrafales sobre la ciudad en el texto previo (...). Algunos los he podido corregir, y otros no y ahí han quedado impresos.  Las barandillas del puente de Gálata, por ejemplo (…) son de hierro forjado de una tonelada y no las rompe ni un Volkswagen ni un carro de combate Panzer (…). Un poco como aquella novela de Dan Brown (creo), donde los sanfermines ocurrian en Sevilla…

J.B.:  Aparte de tu indudable influencia inglesa, creo que también la hay por ejemplo de Rafael Azcona, sobre todo por los estupendos secundarios, con Martínez a la cabeza. Te lo has pasado muy bien trazando a los secundarios.

I.J.: Sí que me lo pasé bien. El orondo agente consular Martínez surgió como una especie de Charles Laughton, o como tú dijiste muy atinado, del seboso Robert Morley en una de esas pelis de John Houston.  Los hermanos georgianos Pastávili son un arquetipo, unos malos de tebeo, y si cuando los inventé hubiera leído tus Ostras para Dimitri, jamás habrían salido en esta novela ni en ninguna otra (…)

J.B.: No tengo el monopolio de los rusos… (…). Eres prudente en tus descripciones, lo cual es una mirada y una forma de sentido del humor. La madonna del cinquecento… ¿Qué valor das al humor en tu literatura? ¿El humor es una expresión de la inteligencia y de la alegría de vivir?

I.J.: El sentido del humor se tiene, y funciona, o no se tiene, y no pasa nada. Como comentó Tibor Fischer en La risa de Bilbao, uno no está pensando en escribir cosas divertidas. Uno pretende escribir un tratado, como tú con la resaca, y es incapaz de tomárselo en serio (...). El humor no deja de ser una forma de resistencia pasiva. Si esto transmite alegría de vivir, genial. (…)

J.B.: Cierto, la novela transmite alegría de vivir. Es una novela ligera, en el buen sentido. La difícil ligereza.

I.J.: Es una novela entretenida y para todos los públicos (...)

J.B.: Es muy literaria pero al mismo tiempo tiene un orden muy cinematográfico (...) Una pregunta que suelo hacer a todo escritor de novelas: ¿Qué director (valen todos) te gustaría que la llevara al cine?

 I.J.: De los directores de siempre, creo que este material lo trataría muy bien John Houston. O también Hitchcock, al que le iban muy bien estas historias de tebeo con fondo exótico… De los de ahora, quizá los hermanos Coen.

J.B.: Por último, para un escritor de cuentos de estreno en la novela: ¿Dónde te sientes más cómodo? ¿Cuento o novela? 

I.J.: Me siento cómodo cuando encuentro el tono y el ritmo adecuados. Todos los lectores y escritores sabemos que hay historias que piden 3 páginas e historias que piden 300, y eso no lo decide del todo uno, sino que en gran parte depende del tono y el ritmo, que son directamente proporcionales a las ganas de contar. En general creo que me muevo bien en la narrativa breve, sea cuento o novela corta. No me creo capaz de escribir Guerra y Paz.

 

“La Carolina en mente”, finalista en los Premios del Tren 2011

“La Carolina en mente”, finalista en los Premios del Tren 2011

El relato La Carolina en mente, con el que un día uno intentó un homenaje a James Taylor, ha quedado finalista de los Premios del Tren “Antonio Machado” 2011 compartiendo cartel con los ganadores de este año Eduardo Mendicutti (cuento) y Raquel Lanseros (poesía).

 En este arcaico programa de TV,  oí a James Taylor afirmar por primera vez  que compuso la canción  Carolina in my mind en España, allá por los últimos años 60, en un ataque de morriña (“I was homesick at the time; I didn’t have a home, but that doesn’t keep you from being homesick sometimes”). Así que un día se me ocurrió situar a aquel James Taylor veinteañero en la estación jienense de La Carolina, en uno de esos rápidos Madrid-Granada que se paraban a cualquier hora y en cualquier sitio, sin billete y con una mochila repleta de hachís. También quise situar a ese marido músico frente a su mujer de entonces Carly (Carolina) Simon, y a ese hijo extraño y toxicómano frente a su padre el ilustre doctor Isaac M. Taylor, entonces decano de la facultad de Medicina de North Carolina…

Vive Dios que está uno de racha, y larga vida al gran James Taylor, al que brindo este nuevo premio inesperado y feliz. Insisto: hay vida despues de los cincuenta.

 

Descargar el relato "La Carolina en mente"

Mis relatos con Faes Farma

Mis relatos con Faes Farma

Por iniciativa de gentes de la empresa como Cristina López San Martín y Juan Luis Basterra, Faes Farma acaba de editarme en un libro los cinco relatos que he ido enviando a su certamen anual de cuentos para médicos y farmacéuticos desde 2004. Se trata de una edición especial en plan regalo sorpresa, que me ha hecho más ilusión que si hubiera publicado una trilogía de novelas en Anagrama.

El título es de Javier Sagarna, autor del libro de relatos Ahora tan lejos (Ed. Menoscuarto) y de la novela Mudanzas (Gens Ediciones, Madrid, 2006) y director de la Escuela de Escritores de Madrid, parafraseando uno de mis cuentos y uno de los nombres de guerra con los que todavía me presento a algún concurso (como si uno todavía tuviera edad para ir por ahí de Operación Triunfo). Javier se ha molestado además en escribir el prólogo Mutatis mutandi, un panegírico autorreferencial que más que un panegírico, es una hagiografía, y que me ha puesto a hacer pucheros (es la edad). Un millón de gracias a Javier y a las gentes de Faes Farma.

Ich träumte mit Blick aufs Meer

Ich träumte mit Blick aufs Meer

es el título que el traductor le ha puesto a mi cuento Mirando al mar soñé en la versión alemana (de impecable traducción según mi amiga germana Ana Maurer) y que las gentes de NH me acaban de hacer llegar amablemente. La versión inglesa (Gazing out to sea I dreamt ) también está muy bien, aunque en la nota biográfica se afirme que Ignacio Jáuregui was born in Madrid, o sea a 400 km de mi Bilbao natal...

Si váis por los hoteles NH de este mundo, no dejéis de leerme en inglés o en alemán, que cuando menos, viste muchísimo. Y lo mismo, hasta aprendéis idiomas.

Contar, Cortázar: El secuestro momentáneo del lector

Contar, Cortázar: El secuestro momentáneo del lector

Los cuentistas inexpertos suelen caer en la ilusión de imaginar que les bastará escribir lisa y llanamente un tema que los ha conmovido, para conmover a su turno a los lectores. Incurren en la ingenuidad de aquél que encuentra bellísimo a su hijo, y da por supuesto que los demás lo ven igualmente bello. Con el tiempo, con los fracasos, el cuentista capaz de superar esa primera etapa ingenua, aprende que en literatura no bastan las buenas intenciones. Descubre que para volver a crear en el lector esa conmoción que lo llevó a él a escribir el cuento, es necesario un oficio de escritor, y que ese oficio consiste, entre otras cosas, en lograr ese clima propio de todo gran cuento, que obliga a seguir leyendo, que atrapa la atención, que aísla al lector de todo lo que lo rodea para después, terminado el cuento, volver a conectarlo con su circunstancia de una manera nueva, enriquecida, más honda o más hermosa. Y la única forma en que puede conseguirse ese secuestro momentáneo del lector es mediante un estilo basado en la intensidad y en la tensión, un estilo en el que los elementos formales y expresivos se ajusten, sin la menor concesión, a la índole del tema, le den su forma visual y auditiva más penetrante y original, lo vuelvan único, inolvidable, lo fijen para siempre en su tiempo y en su ambiente y en su sentido más primordial.

Julio Cortázar, Sobre el cuento

La Parábola de los talentos en Radio 5

La Parábola de los talentos en Radio 5

El próximo miércoles 12 de septiembre a las 17.35 en RNE 5, el escritor y periodista Juan Jacinto Muñoz Rengel dedicará el miniespacio Literatura en Breve de Radio 5 a la antología Parábola de los talentos de Gens Ediciones, en la que se incluyen, juntos pero no revueltos, nombres de la narrativa actual como los de Matías Candeira, María José Codes, José Delclaux, Aldara Fernández de Córdova, Elena González, Elena del Hoyo, Julio Jurado, Juan Carlos Márquez, Inés Mendoza, José Luis Pereira, Enrique Triana y este resignado, viejo escritor dominguero, Ignacio Jáuregui. Yo no me lo perdería. Es más: iría sintonizando el dial. Pero para aquellos que los miércoles por la tarde los dediquéis a trabajar y no a escuchar ociosamente la radio, me dicen que en breve tendréis el espacio grabado en http://nueva.88milllane.com/2007/07/literatura-en-breve-en-rne-5.html.